El Sexo tántrico no es algo tan
difícil como creen algunos, no requiere de años de meditaciones ni ejercicios
complicados o muchas prácticas… ni es algo imposible para los occidentales. El
tantra está al alcance de todas las edades, géneros, orientación sexual y
creencia religiosa, siempre y cuando seamos aprendices conscientes, deseosos de
honrar nuestro sexo, nuestro corazón y nuestra alma.
El Tantra es la red que las energías
masculina y femenina tejen desde el origen de todos los tiempos y que,
evidentemente, tiene mucho que ver con la relación sexual entre ambas
energías. Todos sentimos, vivimos con ellas, de modo inconsciente, predominando
una u otra en función de nuestro cuerpo, genética, momento de vida, y también
pareja con la que nos relacionemos.
Cuando empezamos a ser conscientes de
esta danza de energías, cuando uno se adentra en esta nueva comprensión
de la sexualidad sagrada, ya no hay marcha atrás, todo el sexo que no esté bajo
esta forma de ver la vida carecerá de sentido y no te llenará, ya que la
sensación de placer físico, emocional y espiritual que se abre con el sexo
tántrico no es comparable con nada más.
El Tantra busca la comunión y el
placer de los cuerpos y las almas, por ello su meta no es el orgasmo, sino el
éxtasis… con esta sexualidad entramos en otra dimensión.
Sus características esenciales son:
Crear un espacio-tiempo sagrados
Aunque sea un sexo rápido, impetuoso,
apasionado, la consciencia de ambos lo sitúa en otro nivel. Cuando hay
consciencia, el tiempo y el lugar se convierten en un templo del sexo.
Estar presentes
Si queremos sentir plenamente el
placer, es necesario que aprendamos a estar presentes dentro de nuestro cuerpo,
dejando la mente aparte, para vivir en plenitud cada sensación y emoción, cada
chispa de luz.
Respirar conscientemente
Absolutamente necesaria para expandir
la energía sexual en cada uno de los rincones de nuestro cuerpo y ampliarla
además, en solitario o sumando con nuestra pareja. Los orgasmos dejan de ser
sólo genitales y además de más largos e intensos se llegan a sentir de verdad
en todo el cuerpo.
Relajarnos
Cuanto más nos abrimos y menos tensos
estamos, más podemos sentir el cuerpo y más libremente puede circular la
energía sexual, para llegar a cada rincón de nuestro ser.
Mirarnos sin prisas
Cualquier sexo puede ser consciente y
tántrico, pero la calma, las no prisas, mirarnos a los ojos, sentirnos,
permiten saborear mejor cada momento.
Ser flexibles
En el sexo tántrico dejamos que sea
el cuerpo el que decida lo que le apetece, aquí es la energía la que manda, la
que decide el próximo movimiento, disfrutando del placer que produce el abandono
de la mente.
Ser multiorgásmicos
Tanto para Mujeres como Hombres, ya
que el hombre puede aprender a diferenciar el orgasmo de la eyaculación y por
lo tanto a controlarla a voluntad. De esta forma los orgasmos pueden dejar de
ser solo genitales y pasar a ser extáticos, con una duración y un placer
desconocidos para la mayoría.
Cuando se practica el sexo utilizando
estos ingredientes uno se siente unido, a través de su compañero/a, a todo lo
que está vivo, siente que es parte del gran baile de la existencia, puede
sentir la fusión con ella. Siente que su energía puede expandirse más allá del
cuerpo y fusionarse con la vida.
El sexo deja de ser sexo para convertirse en
algo muy superior. Aunque sigue siendo natural, espontáneo y dándonos todo el
placer, se transformará en una de las experiencias más maravillosas y extáticas
que nos puede ofrecer la vida.
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