martes, 10 de enero de 2017

COMO EL DESEO SEXUAL PUEDE SER UN VEHICULO PARA EL DESARROLLO ESPIRITUAL




La energía sexual es esencialmente una expresión de la creación y durante siglos el hombre ha intentado de canalizar su energía primaria para transformarla en un flujo creativo más elevado. Desgraciadamente la visión de nuestra cultura sobre la sexualidad y el cuerpo no tiene nada que ver con esta idea y  nos condiciona en todos los niveles de nuestra existencia. Las ideas preconcebidas de cómo debemos experimentar el sexo y la sensualidad nos ha llevado a todo tipo de distorsiones, bloqueos y sufrimiento. 

Muchos de los conflictos sobre la sexualidad y la experiencia del cuerpo en general es que lo percibimos con un obstáculo para el desarrollo espiritual, no como un vehículo para la iluminación. Pero ¿qué tal si lo fuera?  Pensamos en la sexualidad y la espiritualidad como opuestas, pero en realidad son expresiones del flujo de una misma energía. Han sido muchos los sabios y místicos involucrados en dilucidar cómo lograr que la energía primordial que rige nuestros deseos sexuales se sublime en un éxtasis con la divinidad en lugar de ser expresada físicamente.

Esta transformación (tantra) o alquimia sexual no se trata de negar el sexo, ni de reprimirlo o abusarlo, sino de aceptar la sexualidad como parte de nuestra naturaleza. Sin reducirnos simplemente a eso, ya que somos seres de múltiples aristas, aspectos y dimensiones. En palabras de Osho: 

 “El Tantra dice: Acepta lo que eres. Eres un gran misterio y muchas energías multidimensionales. Acéptalo y con cada energía muévete con profunda sensibilidad, con conciencia, con amor, con comprensión. ¡Muévete con ello! Entonces cada deseo se convierte en un vehículo para ir más allá. Entonces cada energía es una ayuda. Entonces este mundo es divino, este cuerpo se convierte en un templo, un templo sagrado, un lugar sagrado”. 

La cuestión es que el acto sensual despierta un instinto primordial de alerta. Un estado que es el primer estadío para una unión sexual trascendente. Sin embargo, casi todos permanecemos en esa dimensión sin ascender a los siguientes dos niveles: la unión consciente y la unión espiritual. Por lo tanto, el primer paso para avanzar en este sentido, sería profundizar en cómo las prácticas sexuales y la sensualidad de los sentidos pueden permitir la evolución de nuestra consciencia. Ya que son una forma de abrazar la vida libre de las restricciones y limitaciones del ego. En este sentido la espiritualidad erótica implica entender el deseo sexual no como una meta en si mismo sino un vehículo para el desarrollo del ser. 

Después de todo recuperar la inocencia y el gozo de nuestra sexualidad nos aleja de patrones guiados por la adicción o una desesperada búsqueda de placer. Los cuales, a su vez están relacionados con el apego que surge de una identificación excesiva con el cuerpo. Las adicciones suelen surgir cuando hay una combinación de condiciones que incluyen deseos reprimidos, necesidades insatisfechas y desconexión de la divinidad. Enraizar la sexualidad en una práctica espiritual sincera que estimule la consciencia de nuestra verdadera esencia y cultive la receptividad en nuestro corazón puede remediar las conductas adictivas y distorsionadas con respecto al sexo.

Si cuando escuchas frases como "A todos nos encanta el sexo" o el "El sexo es lo más divertido que puedes hacer sin reírte" te quedas callado o te sientes incómodo porque para ti las relaciones sexuales son estresantes de principio a fin, este sin duda es un artículo para ti. 

Hay muchos motivos por los que el sexo puede resultarnos angustiante. Desde el temor a no cumplir con las expectativas de la pareja, hasta los complejos físicos y los problemas de salud. Sin embargo, todos podemos y merecemos disfrutar de una vida sexual plena, aquí te dejamos algunos consejos que te ayudarán a lograrlo:

1. Antes que nada, debes reconocer el motivo de tu ansiedad. ¿Qué es lo que te preocupa cuando te enfrentas a la posibilidad de un encuentro sexual? ¿Tu cuerpo? ¿Tu desempeño? ¿Tu salud? El estrés es sólamente un síntoma de una preocupación concreta. Identifícala.

2. Reconcíliate con tu cuerpo. Deja de compararte con otras personas o con estándares de belleza que a tu pareja seguramente le tienen sin cuidado. El sexo no se trata de verse bien ni de posar y sólo hasta que aprendas eso empezarás a disfrutarlo de verdad.

3. Si lo que te preocupa es no satisfacer a tu pareja la comunicación es la única solución, habla con ella y muéstrate abierto, que sepa que puede confiar en ti. Pregúntale qué cosas le gustan o le gustaría que hicieras. Recuerda que una parte muy importante de la conexión sexual es el trabajo en equipo.

5. Reconoce tu deseo, muchas personas no disfrutan del sexo porque se avergüenzan de las cosas que desean o de las prácticas que disfrutan. Mientras exista consenso y edad legal, no existen prácticas sexuales "malas" o "sucias". No tienes nada de qué apenarte.

6. Por último, si tu ansiedad es debido a tu estado de salud, por ejemplo, la mayoría de las personas que padecen malestares digestivos sienten incómodas durante el sexo, también hay mucho que puedes hacer para aliviar tus padecimientos. Sólo es cuestión de que lo decidas.

No olvides que las claves para una vida sexual plena son la comunicación, la confianza y los buenos hábitos. 

Decía Woody Allen que el sexo es lo más divertido que se puede hacer sin reírse y tenía razón (aunque a veces también nos reímos durante el sexo y es increíble), pero sus beneficios van mucho más allá de pasar un buen rato, el sexo también puede resultar toda una sesión de terapia para tu salud física y emocional. Te decimos siete beneficios inesperados de tener sexo todos los días:

1. Mantenerte en forma. El sexo te ayuda a quemar calorías y a ejercitarte. Por eso no escatimes en energía a la hora de practicarlo. Intenta probar nuevas posiciones que te exijan resistencia física y en poco tiempo verás como mejora tu rendimiento.

2. Calma la ansiedad. Durante el sexo tu cerebro libera dopamina, la hormona que inhibe el cortisol, causante del estrés y la ansiedad. No sólo eso, también se producen endorfinas y oxitocina, responsables de la sensación de plenitud y bienestar.

3. Ayuda a controlar la presión. Un estudio de la Universidad de Paisley demostró que el sexo ayuda a regular la presión sanguínea alta por lo que pude ser un gran auxiliar en el tratamiento de la hipertensión.

4. Refuerza el sistema inmunológico. Durante el sexo también se produce inmunoglobina, un antígeno que puede ayudarte a combatir enfermedades como la gripe. Pruébalo la próxima vez antes de recurrir a los antigripales.

5. Previene el envejecimiento prematuro. Tener sexo por lo menos tres veces por semana tonifica la piel y puede incluso cambiar la expresión del rostro haciéndote lucir más jovial y hasta diez años más joven.

6. Es un gran analgésico. La dopamina liberada durante el orgasmo también ayuda a aliviar el dolor físico. El sexo ha resultado efectivo para combatir desde dolores musculares hasta migrañas.

7. Mejora tu relación de pareja. El sexo también es una forma de comunicación, si sientes que tú y tu pareja no se están entendiendo tan bien últimamente prueben hablar justo después de tener sexo. Verán como se encuentran más receptivos.

No olvides que tu salud sexual y reproductiva está en tus manos, protégete en todo momento y no dejes de disfrutar de las bondades del sexo.


Olga Bernal

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