En este mundo hay personas que, intencionalmente o no, pueden hacernos sentir deprimidos, abrumados, enfadados e incluso aniquilados.
Haz una prueba sencilla: ¿Existe alguien que evitas o rehuyes, sea en persona o por teléfono? ¿A quién te cuesta mucho trabajo devolverle una llamada, porque la sola idea de hablar con él o ella te cansa? Después de compartir con cierta persona, por “agradable” que haya sido el encuentro, ¿te quedas tensa, molesta o agotada… y muchas veces ni siquiera entiendes por qué?
Si has respondido que sí a cualquiera de estas preguntas, no lo dudes: estás tratando con un vampiro emocional. Lo insidioso de este problema, es que puede ser un desconocido… o un ser querido: el padre, el cónyuge o el mejor amigo. De igual manera, la relación puede ser cercana o distante; la persona agradable o desagradable… pero el efecto que tiene sobre ti siempre es tóxico.
“Están ahí afuera, disfrazados de gente normal, hasta que sus necesidades internas los convierten en depredadores. No buscan vuestra sangre, sino vuestra energía emocional"
Tienen el poder no solo de exasperaros, sino de hipnotizaros, de obnubilarnos la mente con promesas falsas hasta enredaros en sus hechizos. Los vampiros emocionales os atraen para luego vaciaros.
Los vampiros emocionales son vecinos cálidos y cordiales delante de vosotros, que a vuestra espalda extienden rumores.
Al principio, parecen mejores que las personas corrientes. Son brillantes, encantadores. Os caen bien, confiáis en ellos, esperáis más de ellos que de otras personas.
Esperáis más, pero recibís menos y al final os capturan. Los invitáis a que entren en vuestra vida y rara vez os dais cuenta del error hasta que han desaparecido, dejándoos vacíos, las carteras vacías o, quizá, el corazón roto. Aún entonces os preguntáis… ¿Serán ellos o yo? Son ellos. Vampiros emocionales.”
Al igual que el resto de uniones que desarrollamos a lo largo de nuestra vida, los vínculos emocionales crecen de una u otra forma según cómo sean alimentados. Naturalmente, si les damos de comer tristeza, envidia, quejas o enfados constantes, lo que haremos será crear vínculos poco saludables.
De sobra es sabido por todos que hay relaciones que pueden ser excesivamente perjudiciales para nosotros, generando un drama de enormes dimensiones y atentando contra nuestro equilibrio emocional.
Lo cierto es que, sin estrategias eficaces de autodefensa para mantenerlos a raya, somos un suculento plato para los manipuladores emocionales, lo que hace que acabemos desarrollando comportamientos y síntomas poco saludables (comer en exceso, aislarse, cambiar de humor fácilmente, sentirse constantemente fatigados…).
Se les ha llamado de muchas maneras: personas tóxicas, vampiros o depredadores emocionales, parásitos, etc. Sea como sea, aunque esta clasificación no tenga base científica, hay personas que agotan y nos hacen entrar en un estado de hundimiento emocional que nos resulta difícil de sobrellevar.
“No son intrínsecamente malos, pero su inmadurez les permite operar sin pensar si sus actos son buenos o malos.” Albert J. Bernstein
A continuación, os definimos 5 tipos de personas que intoxican nuestras emociones, chupando nuestras energías como un vampiro y acechándonos como si de un depredador se tratase: