miércoles, 6 de septiembre de 2017

TRASCENDER EL EGO (2)



Trascender al Ego

Citando a Tolle cuando habla sobre el ego, explica que nos solemos mover principalmente en dos tiempos: pasado y futuro, siendo el presente un simple puente de enlace en estos dos. Ambos son espacios que solo están en nuestra mente, no son reales, por lo tanto no son controlables. Aunque de lo que si podemos estar seguros es en el Ahora o momento presente. Esto al ego le incomoda muchísimo, porque normalmente no esta satisfecho con su situación actual, lo podemos identificar fácilmente cuando nos sorprendamos moviéndonos: en la queja, el victimismo, el juicio etc.

Así pues la forma más efectiva de trascender al ego es siendo conscientes de nuestro ahora, dejando a un lado las proyecciones pasadas y futuras. De este modo, posicionamos al ego en una situación de incómoda ( pero necesaria) aceptación de nuestro momento actual, porque lo que es ahora, es lo que es y no es modificable. Sin embargo y llegados a este maravilloso punto, la buena noticia es que el exterior no se puede cambiar, pero si podemos cambiar como nos afecte a nosotros y el primer paso para conseguir la transformación interior es practicar la desidentificación del ego, esto nos sitúa en un cambio de paradigma que nos obliga a experimentar y a crear experiencias reales. El ego en su “buen hacer”, intenta protegernos de las experiencias todo lo posible, nos aleja de los “peligros” que otros dicen haber experimentado, creando de forma inconsciente una jaula que nos protege de supuestas posibilidades “negativas” encerrándonos en una burbuja de protección que nos aleja de  nuestro principio básico que es la creación de experiencias, o dicho de otra forma vivir la vida. Cabe destacar con todo ésto que no quiero decir, que lo eliminemos o lo ataquemos, al contrario, al desidentificarnos de nuestro ego, es cuando conseguimos que no nos domine para poder emplearlo a nuestro favor y conseguir de éste modo, la felicidad plena en cada instante en el único espacio tiempo en el que nos situamos: el presente.




¿Como nos desidentificamos del ego?

Ser presencia

En primera instancia y como comentaba anteriormente, el primer elemento es el impulso de querer trascender a nuestro ego. Ésto es importante porque el ego, encontrará mil argucias para seguir teniendo poder en nosotros y una de ellas y la más común es el escepticismo, el miedo... a la entrada de un modo de hacer diferente, es decir, moverse por medio del Ser.

El Ser no cuestiona, analiza ni juzga, solo es presencia y observa, tanto los movimientos externos como los internos. Empieza a mirar más detenidamente que es lo que ocurre en nuestro interior, como reaccionamos en diferentes ocasiones, de donde vienen nuestros pensamientos hasta encontrar el pensamiento iniciador y se mueve por impulsos e intuiciones. Es decir, el Ser tiene carácter de no forma por ello no es tangible, ni visible y eso va en contra de las normas del ego, que necesita control a su alrededor para sentirse seguro. Mientras que el Ser procura “des-protegerse” abrirse a lo desconocido porque entiende perfectamente las leyes de la vida que son la in-permanencia, el fluir y el Ahora, porque en el fondo no hay nada de que protegerse.

Es un cambio de paradigma y esto el ego no lo puede entender, es imposible intentar llevar a cabo el camino de la liberación del ego a través de él, porque él no puede auto-sabotearse, incluso entenderá que es ¡una locura!¡te vas a volver loco, no sabrás quien eres!. Trascender al ego significa ésto que estamos hablando, ver más alla de él, dejar que sea el Ser quien nos dicte, porque solo a través de él podremos construir nuestras verdaderas experiencias y vivir una vida auténtica.

Un ejercicio práctico que podemos llevar a cabo para ayudarnos a vivir el presente es prestando atención a los movimientos rutinarios que hacemos normalmente de forma automática, como por ejemplo, atender nuestra respiración, estar atentos en el momento en el que entra y sale de nuestra nariz, la sensación que se produce cuando inspiramos y expiramos y recrearnos en esto; prestar atención a nuestro alrededor observarlo como si nunca lo hubiésemos visto; atender cuando subimos las escaleras; Escuchar el cantar de los pájaros... Todo ello nos genera una sensación de presencia silenciosa y nos distinguimos en un estado de paz interior. 


Evitar alimentar al ego

Cuando escuchamos a un pensamiento, nosotros somos conscientes de él y además somos conscientes de ser testigos de él. Esto es lo que se denomina una nueva dimensión de conciencia. Mientras escuchamos al pensamiento somos capaces de sentir una presencia consciente, denominado “yo profundo” o “Ser”, que se localiza más allá del pensamiento. El ego entonces pierde su poder sobre nosotros y se calma al no recibir la energía que producimos al identificarnos con él. Este sería el principio del fin del pensamiento compulsivo e involuntario.

Cuando ocurre ésto, se experimenta una discontinuidad en la corriente mental, o como explica Tolle: “una brecha de “no mente”. Cuando comenzamos este proceso del “darse cuenta” vislumbramos pequeñas rupturas en la continuidad del fluir mental, experimentando una sensación de paz y quietud. Comenzamos pues, a encontrarnos en nuestro estado de percepción y en sintonía con nuestro “Ser”, estamos más despiertos y nos damos cuenta de lo que ocurre a nuestro alrededor porque no hay ninguna niebla de pensamientos que lo obstruya. Es por ello, que podemos estar más alerta y más despierto porque vivimos completamente en el presente y empezamos a manejarnos y trabajar en él.


Observar nuestras emociones

A través de nuestras emociones podemos conocer también a nuestra mente, pues nuestro cuerpo nos dará un reflejo verdadero. Si hay un conflicto aparente entre ellos, la cabeza me dice que si, pero mi corazón me dice que no... será la emoción la que diga la verdad. Ojo, no la verdad última de quienes somos pero si la verdad relativa de su estado mental en ese momento. El conflicto entre los pensamientos superficiales y los procesos mentales inconscientes son muy comunes. El inconsciente no lo podremos conocer como tal a través de la mente pero si a través de nuestro cuerpo por medio de las emociones. Por eso, escuchar nuestras emociones, escuchar nuestros movimientos emocionales, nos acerca a conocer a nuestro “yo falso”.

Una práctica interesante para poder estar más atentos a nuestras emociones es que cuando seamos conscientes de una emoción preguntarnos a nosotros mismos ¿que estoy sintiendo en éste momento? Y es la practica de observarlas lo que las hace salir a la luz.


Este proceso no es fácil, porque normalmente si no estamos siendo presencia, es probable que la emoción se apodere de nosotros y tomen el control nuestra mente y nuestra emoción. Experimentando un circulo vicioso en el que la mente alimenta la emoción y la emoción alimenta la mente, que se mantendrá lo que dure el conflicto. Es por eso que en estos casos de no presencia una practica sana sería la de acudir a ese momento por medio del recuerdo y observar con mayor calma que procesos mentales y emocionales se estaban moviendo en esa situación.


El tema del ego es muy extenso y hay muchos puntos que merecen la pena ser tocados, aquí he desarrollado los que creo más esenciales, aunque hay muchas técnicas y procesos para el despertar puesto que, dependiendo de la persona y en su vida personal pueden existir una serie de bloqueos o paradigmas muy afincados como ciertos. En cuyo caso, el proceso del despertar es una practica comprometida con nosotros mismos y que nos acompañará toda la vida, puesto que el ego siempre va a estar ahí y no sabemos realmente que estrategias inconsciente hemos aplicado para sobrevivir en el mundo y que ahora se apoderan de nosotros. Aunque las cosas son más simples de lo que parecen, estar afincados en un estado mental y no saber salir de él crea mucho sufrimiento innecesario. El ego se mueve en dos emociones todas las demás son sub-categorías de estas pero en resumen todo parte de una emoción de amor y de miedo. El ego se mueve principalmente en el miedo y es así como se alimenta, mientras que el ser se mueve en el amor. Saber discernir estas dos y aplicarlas constituye un gran paso hacia nuestra liberación y es la base de todo nuestro sufrimiento.


La proyección es la base de toda percepción. El mundo que ves es lo que tú has puesto en él y nada más. (…) Es el testimonio de tu estado mental, la imagen exterior de un estado interior. Tal como una persona piensa, así percibe. Por lo tanto, no intentes cambiar el mundo; opta por cambiar tu manera de pensar el mundo. (Anónimo)



"Seamos amoroso con nosotros mismos y seremos amorosos con el mundo".




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