La fiesta de Halloween ha evolucionado de manera paulatina hasta una noche de colores y personajes de cuentos. El origen de este día se remonta a un ritual celta milenario en el que los druidas de la antigua Britania realizaban plegarias por las almas de los muertos. Durante el Samhain o Samaín, como se le conoce, en dicho territorio se encendían hogueras para ahuyentar a los espíritus y se hacían sacrificios humanos. Sin embargo, el Samaín se vivió de otras formas mucho más al sur.
La evolución del concepto de Halloween -desde el punto de vista de noche de los muertos hasta una festividad con disfraces y caramelos- permiten valorar otro tipo de leyendas que se han ido entremezclando con el paso de los años. No hace falta ir muy lejos para encontrar multitud de posibilidades. Dentro de la Península Ibérica son varios los mitos que mencionan una noche en que los muertos se levantan de su tumba durante el cambio de estación.