viernes, 6 de abril de 2018

¿EXISTE O NO EXISTE EL INFIERNO?




Las creencias son lo que son y por ello cada cual es absolutamente libre de creer en lo que quiera creer. 

Para aquellos que buscan la verdad en libros sagrados, nunca deberían olvidar que el contenido fue escrito para personas de otra sociedad y cultura. ¿Es útil repetir como loros mensajes que estaban dirigidos para personas de otra sociedad muy alejada de la nuestra?

¿Somos conscientes que cualquier libro milenario -y no me refiero únicamente a los textos sagrados- contendrá errores de traducción e interpretación? 

Hoy es noticia que, al parecer el Papa haya dicho en una entrevista (y el Vaticano lo ha desmentido inmediatamente), que: “no existe un infierno en el que sufren las almas de los pecadores para toda la eternidad, existe la desaparición de las almas pecadoras”

Tal vez la noticia no sea cierta, lo que confirmaría que las religiones necesitan vender esperanza acompañada por el miedo (el cristiano incurre en herejía al negar la existencia del infierno y la mortalidad del alma) 

¿Recuerdan el ciclo: esperanza, miedo y repetición? Es el mismo que necesita cualquier político para perpetuarse en el poder. Tal vez cambie los dogmas de fe por el texto de una constitución sagrada, pero indudablemente el miedo siempre ha de formar parte de la ecuación. 

Alejandro Jodorowsky propone que todo está en nosotros. La energía bien utilizada es Dios y mal utilizada el Diablo (A ambos podemos llamarlos como más nos guste) 

Sintonizo con la idea de que el infierno tiene mucho que ver con el competir y el paraíso con el compartir. Por tanto, y sin ir más lejos, hay un “infierno” que podemos crearnos nosotros mismos. Lo que me hace pensar que también somos capaces de crearnos un “cielo”.

¡Manos a la obra!

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