Hay un monstruo que viene a verme y no pretende matarme, pero casi me impide vivir. Un monstruo que cambia de forma y posición en mi cuerpo. Unas veces parece atragantarme, otras veces me revoluciona el sistema nervioso y otras me paraliza. Es un monstruo muy nombrado, padecido y explicado. Se llama ansiedad.
El estado de alerta ha sido vital para nuestra supervivencia como especie. Sin embargo, cuando este estado de atención, tensión y alerta se cronifica el resultado es una PREOCUPACIÓN constante, que habitualmente además se generaliza en todo y en todos.
Nos hace ser conscientes de todo lo que nos rodea, pero de una forma amplificada y distorsionada. Ya no distinguimos lo estresante de lo sencillo. Todo se amontona en nuestra mente y hace que funcione a pleno rendimiento. No para ocuparnos, sino para preocuparnos. Es un monstruo que nos domina porque no sabemos transformar su furia en energía, solo se materializa en debilidad.
La ansiedad ¿de dónde viene?