miércoles, 7 de octubre de 2015

4- Despertando al niño interior




Nuestro niño interior tal vez quiere despertar y volver a reír y a soñar como lo hacia en otros tiempos. Ese niño que de pronto jugaba, compartía, sonreía, y no sabia del dolor, de las heridas, que día a día gastaba toda su energía sin pensar en el futuro ya que no conocía esa palabra, ni podía imaginar a qué se refería cuando algún adulto la pronunciaba.

Ese niño que vive en ti, que vive en mi, que de pronto se quedó dormido porque sintió que no valía la pena estar despierto preso de cosas que desconoce como son las preocupaciones, los problemas laborales, la falta de dinero, las injusticias, el engaño, y  todo aquello que te cansa y que también a él lo llenó de cansancio porque lo dejaste de lado, medio olvidado o totalmente o solo lo recuerdas cuando regresas con tus pensamientos a aquellos momentos en que consideras que fuiste feliz, muy feliz...

Tenemos que despertar a ese niño, necesita estar despierto y volver a reír, porque si él no ríe nosotros tampoco, si él no es feliz nosotros tampoco.

¡¡Vamos!! Es el momento de mirar hacia adentro, y verlo, está ahí esperando que aprendas a vivir este presente que se nos va tan rápido, está en ti esperando que vuelvas a soñar, que algún día grites de felicidad, que sienta que puedes bailar al compás de tu música sin importarte si es tu música preferida. Perdón, amor, y otras tantas palabras endulzan los oídos de ese niño y lo alimentan con caricias en el alma.

No eres más joven ni mas  anciano por la edad cronológica que tengas, eres tan joven  como el niño que vive en ti, pero si dejas que siga adormecido, si dejas que ese sueño sea eterno entonces sí podrás tener la vestimenta y el cuerpo de un adolescente pero tu espíritu estará envejecido.

Si hoy vuelves a reír por cualquier cosa que te sucede, si hoy llegas a casa y te pierdes en algo que te alegra, si cuando vas por la calle te da risa el sombrero de alguien que pasa a tu lado, y si al salpicarte los pantalones con barro, te ríes porque sientes que los lunares no  te quedan bien: la mitad de la batalla está ganada... Lo despertaste y él espera que así seas todos los días, porque es el encargado de mostrarte la felicidad en las pequeñas cosas  y eso forma parte del gran misterio de la vida.


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