martes, 6 de octubre de 2015

1- Rescatando al niño interior




Tenemos dos lados diferenciados en nuestra personalidad, el Niño y el Adulto. Cuando están bien conectados todo funciona bien, si no es así porque las experiencias, las heridas han hecho que se desconecten una de la otra, se crean conflictos, vacíos etc.

Inclusive podemos pensar que no podemos actuar como un niño, ya que estos son alborotadores, inquietos etc. Y así al igual que lo valoraron de niño, puede que lo valoremos nosotros ahora, sin justicia para ese niño que todos llevamos dentro.

Nuestro niño tiene unas emociones completas, intensas, de alegría, de felicidad, de tristeza. 
Es nuestro hemisferio derecho, es el SENTIR, el VIVENCIAR,en  nuestro hemisferio  izquierdo es el adulto, HACE, PIENSA, ACTÚA.

Cuando de niños se vive abandono, maltrato, nos avergüenzan etc. El dolor es tan grande, tan insoportable que el adulto se desconecta del niño interior para no sufrir. Así el niño interior se encuentra solo, aislado del mundo y escondido en lo mas profundo de nuestro ser, puesto que no hay nadie que lo proteja.

Al crecer y desarrollarse...
Si el Niño Interior se siente criticado, descuidado por el Adulto Interior, y se proyecta así en los sentimientos de los demás; siente que los demás son controladores, critican o abandonan, sea o no cierto.

La Ira que siente el Niño Interior, el Adulto  Interior no amoroso con él, no la escucha, así que la Ira la sentimos hacia los demás, cuando somos adultos no es solo el rechazo hacia los demás si no también hacia nosotros mismos.

El perfeccionismo, el miedo y demás son síntomas de Desconexión  Adulto -Niño y como víctima también puede hacerse adicto a sustancias o a cosas, porque que necesita amor, protección, aprobación y se siente merecedor de ello, puede reaccionar con ira, con violencia o con silencio.
Por eso es tan importante sanar a nuestro Niño Interior, si queremos vivir en equilibrio, plenos y felices.


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