Vigila tu foco de atención
A menudo son nuestras preocupaciones las que estimulan nuestros fracasos. La mente es un instrumento poderoso, pero es nuestro foco de atención quién la guía. Preocuparse no es el resultado de lo que nos viene del exterior, eso son estímulos. Preocuparse es el resultado de nuestra propia búsqueda.
" El que se preocupa por calamidades, las sufre por partida doble."
Og Mandino
Si mantenemos nuestra atención en lo negativo que pueda ocurrirnos, inexorablemente la oscuridad caerá sobre nosotros. No podemos encontrar el camino hacia la luz si nos perdemos en las posibles penumbras.
Es nuestro deber dirigir nuestra atención para que nuestra mente encuentre luces donde antes solo veía sombras.
Deja a un lado las preocupaciones y concentrate en tus acciones. Siéntete en movimiento. Percibe cada sensación mediante la mirada del amor y el entusiasmo. Enfócate en las soluciones y en los sueños que dibujan tus éxitos, y finalmente encontraras tus tesoros. Todo nace y viene desde tu atención consciente.
Muchas de las veces en las que pasamos por momentos de bajón lo único que necesitamos es relajarnos y vaciarnos de todas esas dudas y preocupaciones, que a menudo ni siquiera son importantes. La meditación, el ejercicio físico y el yoga, son algunas de las actividades a las que yo suelo recurrir cuando veo que me preocupo demasiado.
Está bien destinar numerosos recursos cognitivos en pensar soluciones a nuestros problemas, pero al mismo tiempo debemos preguntarnos si esos problemas son realmente vitales para nuestra vida, o son más bien fruto de nuestro propio estado mental. Podemos evitar el preocuparse innecesariamente gracias a la meditación y la estimulación de la conciencia.
No temas al dolor, experiméntalo.
No temas el dolor, simplemente acéptalo y experiméntalo. Saboréalo como a una fruta amarga, cerrando los ojos y sintiendo su electricidad.
La intensidad nos hace aterrizar en la conciencia del ahora. Nos ayuda a sentir nuestra presencia y a fundirnos con ella. Nos permite percibir cada sensación con mayor sensibilidad.
"Acogeré la felicidad porque engrandece mi corazón; pero también soportaré la tristeza porque descubre mi alma."
Og Mandino
Para ser felices no necesitamos ser robots inalterables con una fuerte incapacidad para sufrir. Lo que necesitamos es apreciar la intensidad del dolor como una experiencia meditativa. Con gratitud. Quizá nos cueste en los momentos en que el dolor es más intenso, pero seguro que recuerdas situaciones pasadas donde el dolor se refleja ahora como una parte bella y cargada de energía.
Recibe el dolor en todo tu sentir, viéndolo como una experiencia meditativa, y éste se trasformara en amor. En iluminación.