1. Pon fin a la Teología de la Separación
Trabaja tu propia vida y tu sistema personal de creencias para eliminar todo pensamiento de separación de Dios. Libérate de esa teología, sin más. La Teología de la Separación es una teología que se empeña en que nosotros estamos «aquí» y Dios está «allá». Su doctrina nos dice que Dios nos separó de Él en castigo por nuestros pecados, y que nuestra tarea consiste ahora en volver a Dios, lo cual sólo es posible si Dios lo permite; y sólo lo hará si obedecemos sus mandamientos.
Nuestra Patología de la Separación sólo se curará cuando nuestra Teología de la Separación se sustituya por una Teología de la Unidad. Debemos llegar a entender que toda la vida es Una….Es el comienzo de una creación nueva, del hacer realidad la próxima versión, la más grandiosa, de la visión más grande que hayas tenido nunca de Quién Eres.
La vida es la expresión de la Unidad Misma. Dios es la expresión de la Unidad Misma. La Vida y Dios son Uno. La Unidad es Dios y la vida.. Cuando hemos entendido esto, vemos a Dios en todos y en todo. Incluso en nuestros yos divinos. Vemos claramente que somos Dios diosando. Es decir, Dios en el acto de recrearse a sí mismo.
Toda vida es divina, y cuando tratemos a toda vida como divina, lo cambiaremos todo. Pues ¿cómo es posible que un solo aspecto, que una sola Individualización de la Divinidad sea completamente feliz mientras alguna otra Individualización sea completamente infeliz? La respuesta es que no es posible. Y así nos elevaremos unos a otros, para que todos podamos vivirnos a nosotros mismos siendo «más felices que Dios».
2. Manténte en contacto con quien eres
Recuerda que tú no eres tu cuerpo sino un alma que realiza con el cuerpo un viaje de gozo. Recuerda que tu alma es una parte eterna del Universo. Recuerda que el Universo y tú sois Uno.
Entiende que, por ser Quien Eres, nada puede hacerte daño, y no necesitas nada para ser absolutamente feliz en este cuando/donde de tu existencia eterna.
Lo que te digo aquí es que te veas a ti mismo como a un Ser Espiritual con cuerpo, con la misión sagrada de la autorrealización y de la autocreación. Empieza por darte cuenta de Quién Eres de Verdad; después, re-créate a ti mismo en la próxima versión, la más grandiosa, de la visión más grande que hayas tenido nunca de ese Quien Eres. Tu tarea diaria, que no es tan difícil como puede parecer al principio, es la siguiente: Recuerda tu identidad. Retén tu identidad. Recrea tu identidad.